martes, 14 de septiembre de 2010

EL MAR, LA MAR.


Tan pronto me da miedo como quiero conocerlo. Infinito. Lleno de criaturas por descubrir, tan solitario.
Me gustaría alguna vez en mi vida poder adentrarme en él, ser un pez, conocer los entresijos del océano, debe de ser asombroso.
La superficie parece bicolor, eso lo hace aún más especial, su infinidad me inquieta, quisiera poder caminar sobre él y llegar a su fin. Desde aquí parece tan perfecto, tan recto.

Por otro lado, sus olas blancas, espumosas, llenas de burbujas, hacen del mar un elemento impredecible, irregular. Es como diría yo, un elemento “bipolar”, tiene dos comportamientos:

Esa rectitud, de calma, de sosiego, ese horizonte azul y perfecto…

Y también lo impredecible, cuando no sabes que puede ocurrir, una mañana amanece el océano tranquilo… y a la siguiente es salvaje, inquieto, impredecible....

3 comentarios:

Lole Denia dijo...

La fuerza del silencio y la furia de al calma... Por eso saca y llena tanto con solo mirarlo....

Agua

Roberto Hernández dijo...

una y otra ola... como el tic tac de un gran reloj!!! el reloj de la vida!!!
afortunados de vivir a su lado, de compartir su grandeza!!

Pablo Herrera dijo...

A mi el mar me da siempre sensaciones contradictorias también. Aquí lo echo de menos, necesito escucharlo, me da tranquilidad, pero a la vez me aterra, me hace sentir inseguro, pequeño y vulnerable.