Luego, me doy cuenta que ¿Por qué? ¿Por qué tengo que depender de alguien? ¿Por qué a veces soy tan dependiente? Seguramente es que necesite de alguien. Tal vez necesite al amor, al cariño, a la locura como parte imprescindible de mi vida. Será eso.
Me aferro esta vez tanto a su voz, que casi la oigo. Me imagino sus gestos de la cara a través del teléfono, siento cada una de sus palabras como se me clavan en mi mente. Siento esa libertad que me transmite, esos aires de vida.
Será o no séra. Lo que sí sé, es que me está aportando grandes cantidades de ilusión, que puede que vayan todas a la basura, eso ya se verá. Contradictorio todo ¿no? Así es. Así como vivo.
¡Sean felices y no coman perdices!
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